martes, 24 de mayo de 2011

Adaptación de "Toda clase de pieles"

Esta es la historia de una reina y un rey que se acababan de casar y su principal deseo era el de tener el niño más hermoso de todo el reino, y así fue. Tras el paso de los nueve meses de gestación, nació el niño que tanto habían deseado. Pero unos días después de la llegada de tal deseo para ellos, el rey comenzó a sentirse mal y al poco tiempo falleció por consecuencias desconocidas.



Durante los últimos minutos que le quedaban de vida le pidió a su esposa que se encargase de casar a su hijo con la mujer más maravillosa y bonita del mundo que le igualase o incluso le superase de belleza. Entonces la reina se dispuso a cumplir el deseo de su esposo, pero cansada de buscar y buscar llegó a la conclusión que no encontraría una mujer que la igualase en belleza por lo que pensó que el destino había decidido que el matrimonio se celebraría entre ella y su hijo. La reina toda segura de su decisión se la hizo saber a su hijo, a lo que éste le contestó que de ninguna manera se casaría con ella ya que lo que quería era formar su propia familia con otra chica que encontrase. Pero ante esto, la madre no le dejó opción a elegir, por lo que el príncipe no tuvo más remedio que aceptar, siempre y cuando se cumpliera la petición que él pidió por su parte. El príncipe mando hacer tres trajes y hasta que no estuvieran terminados no se casaría con nadie. Entonces así fue la reina mando a sus sastres para que le hicieran los trajes que él había pedido, pero no eran tres trajes cualquiera sino debían de estar hechos con unos materiales específicos y muy difíciles de conseguir. Uno de esos trajes tenía que ser tan negro como el carbón, así que tendrían que buscar la forma de convertir el carbón en hilo, el segundo tenía que ser tan dorado y brillante como el sol y solo lo conseguirían convirtiendo el oro más puro en hilo, y por último un traje plateado como la luna, así que lo que deberían de hacer es buscar la mejor plata de todas y convertirla en hilo. Los sastres tardaron 2 años en tener listo dichos trajes, pero llegó el momento en el que la reina se los enseñó, pero todavía el príncipe no estaba satisfecho y le pidió el último deseo antes de que se casaran y  fue que le tenían que coser un abrigo con toda clase de pieles de colores. El príncipe pensó que con esta última petición su madre se olvidaría del asunto pero no fue así ya que llegó el día en el que la madre le dio el abrigo con toda clase de pieles.



El príncipe en ese momento no sabía qué hacer, ya que estaba desesperado, pero no iba a ceder, entonces esa misma noche huyó de palacio con sus tres trajes y su abrigo de toda clase de pieles. Durante varios días estuvo vagabundeando por los bosques, ya estaba sucio, su pelo rubio estaba como lleno de barro y polvo, hasta que un día hoyó un ruidos que procedían de no muy lejos, entonces decidió ponerse el abrigo de toda clase de pieles y esconderse bajo unos arbustos. De repente, así como de la nada apareció una hermosa mujer que le empezó a tirar del abrigo, pensando que sería un animal, pero su sorpresa fue que se encontró con el príncipe, aunque no se parecía nada a un verdadero príncipe por lo sucio que estaba y lo andrajosas que estaban sus ropas. El príncipe se quedó maravillado de tal belleza que tenía delante, pero no le contestó de dónde provenía ya que no sabía si podía estar todavía en el reino de su madre o eran amigos de ella y no quería volver, así que les hizo creer que no se acordaba de quién era.



La hermosa princesa decidió llevárselo a su castillo y la llamó toda clase de pieles, de este modo no tendría que vivir más en el bosque y tendría un sitio acogedor y caliente donde dormir y comer, pero como miembro más de sus sirvientes. El cometido de Toda clase de pieles día a día fue además de ocuparse de otras obligaciones, fue el de que se encargase de llevarle a la princesa la sopa antes de acostarse.



Un buen día los padres de la princesa la anunciaron que con sus 18 recién cumplidos era hora de que se casara, así que esa misma noche y así durante tres días iba a tener lugar las mayores celebraciones en las que tendría que elegir a su futuro esposo, y así fue. Llegó la noche y todo estaba listo para que comenzase y Toda clase de pieles pidió permiso al cocinero para que le dejase ver cómo era una celebración así, porque él no había tenido la ocasión de estar presente en ninguna y de este modo observar a su hermosa princesa, y el cocinero le dio permiso pero solo durante un rato, ya que tenían mucho lio en las cocinas.



Toda clase de pieles se fue corriendo a su cuarto, se lavó, se peinó, se puso el traje tan negro como el carbón y se presentó en la fiesta como si fuese otro pretendiente más. Nada más entrar en la sala la princesa no duro ni dos segundos en acercarse a él y preguntarle de donde era pero nada Toda clase de pieles no le contestaba, la dijo que se tenía que marchar y se volvío a su cuarto se tiznó un poco la cara y el pelo y volvió a las cocinas. Ya terminada una vez la fiesta, Toda clase de pieles como era normal en todos los días, cocino la sopa de la princesa pero le metió una figurita que tenía en una pulsera que le regalaron sus padres al nacer. Cuando la princesa se estaba tomando la sopa oyó algo que golpeaba las paredes del cuenco y vió esa hermosa figurita, entonces bajo a las cocinas y le preguntó al cocinero si habían metido algo en esa sopa, a lo que este la contestó que habían utilizado los mismos ingredientes de todos los día, pero la princesa se quedó asombrada. Todo lo ocurrido en esta primera noche volvió a suceder en la segunda, y ya fue en la última noche cuando Toda clase de pieles estaba bailando con la princesa de nuevo, pero esta noche ella no paraba de preguntarle cosas sobre su vida y mientras estaba tan nervioso pensando con cuidado que la iba a decir, la princesa decidió meterle un anillo en el dedo. Toda clase de pieles no se dio ni cuenta y se dispuso a marcharse para cambiarse y volver a su sitio que eran las cocinas del castillo. Cuando ya terminó este último día de celebración el cocinero le dijo a Toda clase de pieles que se encargaría de llevar él la sopa a la princesa porque se había hecho tarde y no podían esperar a que el otro sirviente estuviera libre de trabajo. Pero antes de llevársela metió la última figurita que tenía en su pulsera y ya se la subió. En la habitación la princesa le dijo que se quedará allí porque como era muy tarde así se podría bajar el  cuenco y no tendría que hacer dos viajes y él se situó en una de las esquinas mirando con la cabeza baja. Mientras la princesa estaba comiéndose la sopa, volvió  a encontrar otra figurita como las dos noches anteriores y le preguntó si sabía quien la había puesto allí pero Toda clase de pieles con la mirada baja que no. La princesa se fue poco a poco acercando y le cogió la mano y le dijo y ese anillo que llevas de donde es y dijo el príncipe que no sabía de quien era, a lo que la princesa le contestó la pareja de esta otra. La princesa le dijo que desde el primer día sabía que era él y que lo único que quería es que la contase de donde era. Tras saber porque había estado el príncipe escondiendo su identidad durante tanto tiempo, decidieron casarse ya que ambos estaban enamorados uno del otro y vivieron felices y comieron perdices…

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